Constantes y sonantes
transcurren los segundos
dentro de esta habitación
que no para de menguar.
Un ingrato reloj que decidió
marchar hacia atrás, rebobinarse,
y ese desvencijado cajón
que deja caer mis recuerdos.
La cabeza que me da vueltas,
y mis manos que intentan detener
aquel infernal aturdimiento
aferradas con fuerza a mis oídos.
La puerta se abre de repente,
una inmensa luz invade el cuarto,
y una suave mano que me toma
y me acompaña hacia la puerta.
14 ago 2006
°o.O POEMA VI O.o°
5:58 p. m.
2 comments
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2 Huellas en el Valle:
¡Que linda!
Estor de regreso de vacacion
y admirandos tus obras nueva.
Saliendo de la soledad y encontrando una nueva luz que guie tu camino, hermoso.
Besos felinos
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