24 abr 2009

"Algo" que hace ruido.

Son cada vez menos frecuentes mis actos de sentarme a escribir “algo”, o algo que valga la pena al menos. Aún no me he sentado y ya estoy sabiendo que lo que escriba será mediocre, entonces, para qué perder el tiempo. Lo que hace a este momento diferente a todos los demás es mi total desinterés de las formas y rimas de la prosa.
Más de una vez hemos fantaseado con el futuro y la posibilidad de su conocimiento, aunque más no sea, aproximado. Nos detenemos ante el horóscopo del diario con la esperanza idiota de un buen augurio, aunque sabemos y muy bien, que detrás de ello está la pluma de algún periodista que sigue esperando su momento de gloria.
La incertidumbre, para algunos, resulta excitante, para otros como yo, simplemente terrible. Por momentos la necesidad de saber me carcome los pensamientos, me vuelve una maraña de nervios y preocupación. Pero lo cierto es que saber tampoco me traería la paz, al principio quizás, pero luego pensaría “¿y ahora qué hago con esto que sé?”. Nada. Acaso sentarme a esperar.
Lo maravilloso y trágico de la vida son sus sorpresas.