6 mar 2007

ºo.O EPÍSTOLA O.oº

Hoy me levanté decidida, y salí a caminar... a emprender un viaje en busca de un poco de soledad.

Y así fue como me vi cobijada bajo la frondosa sombra de un árbol solitario en medio del parque de la ciudad.
Podría decirse que la serenidad que buscaba, la encontré, salvo por unos breves instantes sonoros de ladridos y aullidos entonados por mi fiel compañero "Roco".

El y yo estuvimos largo rato sentados a la par, sólo sentados, haciendo compañía de nuestras soledades, y nos abandonamos a la irremediable caída de la mañana.

Mi cabeza sólo reproducía de manera constante tu imagen, el suave son de tu voz, y todos aquellos momentos juntos. Fue entonces cuando desperté de mi letargo. En realidad, sólo salí buscándote a vos, anhelando –inconscientemente quizás- encontrarte al final de ese camino. Caminé, paso tras paso, sólo por la esperanza utópica de encontrarte.

Y acá estoy, solamente acompañada por mi soledad y éste silencio, que más que silencio en sí mismo, es un silencio ausente, nacido de la falta de tus besos.

Siento tantas cosas, tantas siempre… pero todas ellas confluyen -paradójicamente- en una sola: la falta que me haces siempre.

¿Será que ésta tristeza viene a recordarme esos días de ayer que tanto extraño hoy?

¿Será que éste vacío que siente mi alma, es por la ausencia de su perfecta mitad?

¿Será que ésta presión que siento en el pecho cada vez que te pienso, es por causa del corazón que dejé allá lejos?

¿Será que estas lágrimas que se precipitan de manera incontenible, vienen a marcar la muerte de una eternidad sin vos amor?

Escribo, o mejor dicho, dibujo en mi cuaderno que te amo, y promediando el final, comienza a borrarse la claridad del día, dando paso a la monocronía de una sucesión de días grises.

De repente, densos nubarrones negros se aproximan cubriéndolo todo. Estimo que la tormenta no se hará esperar mucho más. Encima Roco ya empieza a inquietarse, salta nervioso de acá para allá.
A Roco y a mí todavía nos queda un buen camino antes de volver a casa… A mí, particularmente, me queda toda la vida para amarte.