15 ago 2006

°o.O ODA A LA VIDA O.o°


A veces los días se hacen insufribles, las horas parecen no pasar nunca y la soledad nos asecha incansable pisando nuestra sombra.
El sol parece empeñado en no dejarse ver, en mezquinar la vitalidad de sus rayos por las mañanas. Percibimos angustiados como aquella inmensa estrella que una vez nos cobijó con su calidez, hoy nos da la espalda y nos condena a vivir entre las sombras. Ni siquiera la luna, que nos meció durante tantas madrugadas cuidando nuestro sueño, es capaz de presentarse, de apasiguar al menos un instante, este cruel destino al que hemos sido arrojados.
Es entonces cuando todo parece terminar, cuando las fuerzas se agotan y vemos como nuestra esperanza se marcha perdiéndose en el infinito.
Es entonces, cuando el frío y las sombras arrasan lentamente con todo el valle y nosotros caemos exhaustos a los pies de aquella desolación que reina de repente. Sin embargo, dicen por ahí, que aún desde las cenizas renace el fuego, pues bien, no importa cuán desvastado esté nuestro valle, un resabio de vida siempre renacerá de entre la nada, para recordarnos que nunca es tarde para volver a empezar, nunca es tarde para volver a nacer. Desde abajo se puede crecer...