21 may 2008

Epistola 2

Muchas eternidades las he caminado sola, y quizás fueron las que debieron ser y no otra cosa. Pero hacia el final ya no quedaban luces en el camino, solo los oscuros tormentos de mi alma. Soñaba con el amor, hasta que ya no soñé. Ansiaba que esa extensión de mi misma realmente existiera, alucinaba con su remoto encuentro. Pero siempre se desdibujaba, se desvanecía sin siquiera llegar a tocarme, entonces supuse que era innecesario mi amor, que debía dejar de esperar lo que evidentemente la madre tierra no había cosechado para mí.
Y fui rencor, desidia y desamor; y me abracé a la soledad de tantas noches.
Pero ese amor llegó, llegó y me tocó, y caló hondo como un puñal, se enterró aquí dentro y se selló con fuego. Llegó y se quedó. Y por primera vez sentí que mi amor le era tan necesario como a mí el suyo. Por primera vez sentí la correspondencia del amor, y me sentí bendita.
Y hoy después de casi dos años, sigo sintiendo ese fuego quemando dentro, y llevo a donde quiera que voy. Pero no puedo negar que el paso del tiempo siembra en mí nuevos temores, como lo es la permanencia del amor.
He visto el amor a lo largo de los años a mi alrededor, he visto el desgaste, la costumbre, el aburrimiento, la indiferencia y la disolución. Es indudable que el amor con el tiempo muta, como mutan también sus protagonistas. Pero también he visto el otro amor, ese que muta pero sin perderse en el olvido, ese que aún brilla en la mirada cansina de la ancianidad. He visto el amor perdurable tanto como el otro. Y es ese amor al quiero aspirar. Por eso no me acostumbro a un ‘te amo morocha’ de labios de mi amor, prefiero seguir esperándolo como el primer día que lo escuché. Por eso cada vez que lo siento le digo que lo amo, que lo extraño y que lo necesito, aunque ya lo sepa. No hay nada peor que dar por sentado el amor.
Hoy camino a la par, pero con la confianza de que el camino es largo y que este amor recién esta naciendo, y de nosotros, sus protagonistas dependerá la huella que éste deje en la vida.
Porque un día quise que se quedara, hoy quiero que permanezca. Porque el amor hace que la vida valga la pena.

TE AMO MI AMOR.