En laberintos inciertos
vaga la esperanza en pos
de esos sueños divinos
que aguardan en el final.
Un muro y otro más,
sólo callejones sin salida,
la desidia y la desilución
consumiendo toda la luz.
Ya marchita y rastrera,
ruega a la infinita luna
que no la abandone más y
que la guíe a su destino.
En ese mundo perdido
deambula la esperanza
y sueña que llega,
que su final es cierto.
18 ene 2008
°o.O POEMA XII O.o°
6:22 p. m.
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